El concursante

Cuando mi vuelo absurdo comenzó
a descender, aún tú no habías
encontrado una razón absoluta
para el tuyo.
El abismo que te regalé sirvió en vano.
la que guía mis futuros pasos.

Ni ayer (ni mañana) pude alunizar en tu mundo sin erosión,
y las piedras que daban peso a mis bolsillos,
se fueron cayendo mudas, una a una,
para que mi silencio fuera eco de tu voz.

Nunca emprendiste el vuelo y jamás comprendí, 
por qué motivo, 
supuso para mí tan leve el peso de tu suelo.




Comentarios