Moonrise Kingdom

Giraba en torno a su palabra.
No; a su boca.
Era deseo intempestivo.

Luego fue un lunar, el color de uno
de sus ojos (¿verde?), aquella falda,
las cartas de verano...

La memoria la trae a veces cuando
en la barra del bar no aprieta el calor
y al agarrar la rubia fría
no suena el anillo de su mano.









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